Cultura

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La religión que predomina es la católica y Lidio Cadet Jiménez aparece como el primer cura párroco del municipio.

Sus dos fiestas patronales son celebradas el 19 de marzo en honor a San José y en mayo en honor a la Santísima Cruz.

Aunque la “siembra” del ámbar empezó hace alrededor de 20 y 40 millones de años, los habitantes del municipio de El Valle, ubicados a unos 33.4 kilómetros al nordeste de Hato Mayor, son los privilegiados de disfrutar la cosecha de este valioso material, usado principalmente en la fabricación de collares. El ámbar, nombre griego que significa que flota en el mar, viene de la resina fosilizada en los árboles ornamentales.

En el periodo Mioceno, esta fue trasladada a los ríos y al mar, hasta que se acumularon capas de arcillas con resinas y fragmentos de vegetación.

Hoy día, esa capa está a más de 60 metros de profundidad. De todos los países que producen ámbar, República Dominicana es uno de los más destacados.

Dentro de los 48,442 kilómetros cuadrados que abarca esta nación, El Valle es donde se vive esta fiebre, con una riqueza por arriba y por debajo: arriba alberga una hermosa vegetación que se extiende por el parque Los Haitises, donde se puede explotar, aún más, el ecoturismo; mientras que por debajo de la tierra, contiene miles de onzas de ámbar.

El auge del ámbar en estas comunidades provocó que se bautizara a El Valle como “La capital del ámbar”. Hasta esta localidad se han trasladado compradores de China, país donde hay más demanda, debido a que los orientales tienen la creencia que esta resina fosilizada tienen poderes mágicos.

El MEM indica que la exportación de ámbar deja cada año unos 8 millones de dólares. La producción de preciada resina en El Valle ganó popularidad, cuando en 2013, el embajador de la República Popular China, Gao Shoufian, visitó la zona y anunció el apoyo económico y el envío de técnicos en artesanía, para desarrollar la explotación del mismo.